sábado, 19 de junio de 2010

"Yo creía que les gustaban las chicas" (6º de 21 poemas por cada duda)

Había llegado
dos días pronto
a la gran ciudad
para acomodarse
sin ninguna prisa

porque
en su estricta familia
había dinero
suficiente
como para eso
y para mucho más.

No se dejó ver
mucho
los primeros días.
Por las circunstancias,
no porque
no pudiera gastar
las calles
o sintiera vergüenza
a navegar
sin compañía.

Pero esa noche
se sentía libre
de su isla
y decidió salir
de la nativa
habitación
del Oeste.

Él
,en cambio,
estaba acostumbrado
a volar
para conseguir
sus objetivos.

Era su pasión
y su ocupación,
hasta hace unos meses
cuando le jodieron
bien jodido.

Entonces
sacó de la cabina
su bombona de oxígeno
su chaleco salvavidas
y decidió seguir
mirando a las nubes,
pero esta vez
con los pies en el suelo.

Y emprendió
un viaje indefinido
hacia la misma ciudad.
Sólo para decir
lo que pensaba
con otras palabras.

No contaba los días
porque quizás
nunca se iría.
Pero se veía obligado
a mimar
con especial cuidado
su cartera.
Él ya tenía
experiencia
como para saber
qué necesitaba
llevar
en el camino
(y que necesitaría
suficiente cash).
Pero la fiesta
del dieciocho
era
un buen momento
para dejarse ver.

Esa noche
de viernes
ambos se conocieron
(creo que
yo les presenté)
en un garito
de Londres
que encierra
a todo tipo
de personas
bajo su cueva.

Al principio,
no cruzaron
palabra.
Más tarde
se miraron
y empezaron
a bailar.

Entonces
sucedió.
Se fueron
lejos
de la multitud
lejos
del ruido
sudoroso,
y fue
sólo entonces
cuando nació
su
extraña
historia.

Ambos
se quedaron
a querer vivir,
y ahora
todos los sábados
pasean
juntos y
confusos
por el viejo mercado
de Portobello Road.