martes, 21 de junio de 2011

Nocte.

La noche
espinada
sangrando
dolor
cortando
el silencio.

La noche
oscura
de miedo
aullando
valor.

La noche
encerrada
y vacía
de versos,
la noche
que llora
impotente
clamando
traición.

La noche
del viernes.

La noche

que todo

cambió.

domingo, 12 de junio de 2011

Belle.

Las
primeras
noticias
cubrían
oscuras
la noche
del
viernes,
y yo
ya lloraba
tu ausencia.

Entonces
podía ver
cada momento
que
había
dejado atrás
sin
devolverte
todo
lo que
me has
dado.

Pero
tú eres
demasiado
fuerte
como para
rendirte

y le
ganaste
el pulso
a la
muerte,
una vez
más.


Y aunque
las editoriales
hablaban de
gente sin lucha
sin importancia,
tú estabas
en todas
mis portadas.

Y no
esperaba
menos
de ti.

Por levantar
a toda
una familia
con la fuerza
de dos manos
y un corazón
que late
más que ninguno.

Porque
eres la
cara buena
del hombre,

y deberían
tomar ejemplo

porque
me has querido
cada día
y has estado
siempre al
pie del cañón
sin fallar
una tarde.

Por eso
volví
rápido.

Para
despertarte.

Para
volver
a ser el
niño que
atónito
aprende
de su abuelo.

Para
jugar
la partida
sin
ninguna
prisa

y que
me dejaras
volverte
a ganar.


Volví
para levantarte

pero
me dijiste
que ya no
sabías
sonreír.

Y se
me
clavó
una espina
que sangraba
rabia.

Pero
no voy
a quedarme
tirado
en el suelo.

Pasarán
todos los días,

y pasarán
muy poco
a poco.

Vendrá la
nieve del
miedo
a tu pecho
angustiado.

Correrán
las prisas
aullará
el dolor
de las
cuatro paredes
encerradas.

Quejará
la luna
por perder
su sol.

Pero
llegará
en Oviedo
el día
en que
vuelva a
pasear
tu
sonrisa
encallada
iluminada
sobre todo
buena.

Demasiado
buena.

Ni la mirada
perdida,
ni los ladrillos
que queman.

Volverás
a reír,
alegre y
Bello
como
las verdes
montañas
de León
en primavera.

Y que el
cielo
reviente
de celos

que tu
te quedas
queriendo.

Que yo
te quiero
a rabiar.

Que
en mi
urbanismo
para vivos

"existes

creo en ti

eres

me basta."