Sentía
frío dentro
de los
huesos
el bosque verde
se esparcía
a ambos lados
de la calzada
y el sol
me pegaba
suave en la
mejilla derecha
que hacía
catorce minutos
me habías
besado
Entonces
entendí
que nada tenía
menos sentido
que subirme
a ese vuelo de
vuelta
miércoles, 26 de octubre de 2011
lunes, 10 de octubre de 2011
Tiempo de leer
Estos días
atrás
era tiempo
de leer
novela
Me sentía
vacío
uno más
en la multitud
te echaba tanto
de menos
que me he apuntado
al gimnasio
Murakami
y el Otoño
la tristeza
del corredor
los mensajes
sonando fríos
en el móvil
De qué hablo
cuando hablo
de correr(me)
-sin ti
al lado-
El Nudo
de las noches
en solitario.
Pero
mañana
llegará
la poesía,
y el invierno
propio
entre tus
manos
y las azoteas
ardiendo entre
burbujas
Quitaré
sin cuidado
los botones
de tu blusa
Volverán
los versos
lamiéndote
los labios.
Guárdate
el resto
de regalo.
Yo sólo
quería
escribir:
lo que me quita
la prosa,
me lo devuelve
mi musa.
atrás
era tiempo
de leer
novela
Me sentía
vacío
uno más
en la multitud
te echaba tanto
de menos
que me he apuntado
al gimnasio
Murakami
y el Otoño
la tristeza
del corredor
los mensajes
sonando fríos
en el móvil
De qué hablo
cuando hablo
de correr(me)
-sin ti
al lado-
El Nudo
de las noches
en solitario.
Pero
mañana
llegará
la poesía,
y el invierno
propio
entre tus
manos
y las azoteas
ardiendo entre
burbujas
Quitaré
sin cuidado
los botones
de tu blusa
Volverán
los versos
lamiéndote
los labios.
Guárdate
el resto
de regalo.
Yo sólo
quería
escribir:
lo que me quita
la prosa,
me lo devuelve
mi musa.
domingo, 25 de septiembre de 2011
Perenne.
La alfombra
de este otoño
tan gris
se ha esparcido
por el suelo
de la misma
forma
que la neblina congelada
de un domingo por la tarde
empaña los cristales
del coche al subir
el puerto de montaña.
Los cúmulos
de vacío,
sucios
difusos,
amanecen
y aparecen cuando
entra la noche
también,
se pegan a
mi cuerpo para
entorpecer el paso
sobre todo
para volver en
blanco
todas las ideas.
Esta noche
sólo veo delante
dos Budweisers frías
y una cajetilla empezada
de cigarrillos,
algún sonido de la calle
y algún otro saliendo de
discos
de antes.
Esta madrugada
el mundo sigue
fuera
de este muro
invisible
infranqueable
que no sé por qué
cojones ha venido
a encerrarme.
Porque la vida era
otra cosa
totalmente diferente.
Y caminábamos por la
calle siempre pensando
en que algo mejor vendría
después.
Ahora
(un trago y dos
caladas),
sólo estoy pensando
lo que escribo
esperando que
ocurra algo
para que,
aunque no se vaya el
otoño,
nos volvamos a encontrar
en otra estación.
de este otoño
tan gris
se ha esparcido
por el suelo
de la misma
forma
que la neblina congelada
de un domingo por la tarde
empaña los cristales
del coche al subir
el puerto de montaña.
Los cúmulos
de vacío,
sucios
difusos,
amanecen
y aparecen cuando
entra la noche
también,
se pegan a
mi cuerpo para
entorpecer el paso
sobre todo
para volver en
blanco
todas las ideas.
Esta noche
sólo veo delante
dos Budweisers frías
y una cajetilla empezada
de cigarrillos,
algún sonido de la calle
y algún otro saliendo de
discos
de antes.
Esta madrugada
el mundo sigue
fuera
de este muro
invisible
infranqueable
que no sé por qué
cojones ha venido
a encerrarme.
Porque la vida era
otra cosa
totalmente diferente.
Y caminábamos por la
calle siempre pensando
en que algo mejor vendría
después.
Ahora
(un trago y dos
caladas),
sólo estoy pensando
lo que escribo
esperando que
ocurra algo
para que,
aunque no se vaya el
otoño,
nos volvamos a encontrar
en otra estación.
sábado, 17 de septiembre de 2011
Vuelvo.
Este era
el momento
de volver
a la vereda
de los
versos,
por
necesidad.
Desde principios
de mayo
me quedé
en silencio
me acojonó
tanto hospital
tanto
"porque las
cosas cambian".
Y tanto que
han cambiado.
Que ahora cada
vez
que vuelvo
todo es tan
distinto.
Que falta
alegría.
Y los conductos
hacia mañana
están oxidados.
Que me ha
marcado
un nudo
de sangre
en la garganta
cada vez
que soy valiente
y pienso.
Que las dos
ruedas
ruedan
hacia atrás.
Y aún sujetando
el peso
creo que cada
vez que me voy
me dejo más
que una vida.
Dos manos
que se
ensucian
de dolor,
dos gritos
de querer
volver a casa.
Los dos ojos
que se clavan
en el techo
desatando
las cadenas
macizas de rabia.
el momento
de volver
a la vereda
de los
versos,
por
necesidad.
Desde principios
de mayo
me quedé
en silencio
me acojonó
tanto hospital
tanto
"porque las
cosas cambian".
Y tanto que
han cambiado.
Que ahora cada
vez
que vuelvo
todo es tan
distinto.
Que falta
alegría.
Y los conductos
hacia mañana
están oxidados.
Que me ha
marcado
un nudo
de sangre
en la garganta
cada vez
que soy valiente
y pienso.
Que las dos
ruedas
ruedan
hacia atrás.
Y aún sujetando
el peso
creo que cada
vez que me voy
me dejo más
que una vida.
Dos manos
que se
ensucian
de dolor,
dos gritos
de querer
volver a casa.
Los dos ojos
que se clavan
en el techo
desatando
las cadenas
macizas de rabia.
martes, 21 de junio de 2011
Nocte.
La noche
espinada
sangrando
dolor
cortando
el silencio.
La noche
oscura
de miedo
aullando
valor.
La noche
encerrada
y vacía
de versos,
la noche
que llora
impotente
clamando
traición.
La noche
del viernes.
La noche
que todo
cambió.
espinada
sangrando
dolor
cortando
el silencio.
La noche
oscura
de miedo
aullando
valor.
La noche
encerrada
y vacía
de versos,
la noche
que llora
impotente
clamando
traición.
La noche
del viernes.
La noche
que todo
cambió.
domingo, 12 de junio de 2011
Belle.
Las
primeras
noticias
cubrían
oscuras
la noche
del
viernes,
y yo
ya lloraba
tu ausencia.
Entonces
podía ver
cada momento
que
había
dejado atrás
sin
devolverte
todo
lo que
me has
dado.
Pero
tú eres
demasiado
fuerte
como para
rendirte
y le
ganaste
el pulso
a la
muerte,
una vez
más.
Y aunque
las editoriales
hablaban de
gente sin lucha
sin importancia,
tú estabas
en todas
mis portadas.
Y no
esperaba
menos
de ti.
Por levantar
a toda
una familia
con la fuerza
de dos manos
y un corazón
que late
más que ninguno.
Porque
eres la
cara buena
del hombre,
y deberían
tomar ejemplo
porque
me has querido
cada día
y has estado
siempre al
pie del cañón
sin fallar
una tarde.
Por eso
volví
rápido.
Para
despertarte.
Para
volver
a ser el
niño que
atónito
aprende
de su abuelo.
Para
jugar
la partida
sin
ninguna
prisa
y que
me dejaras
volverte
a ganar.
Volví
para levantarte
pero
me dijiste
que ya no
sabías
sonreír.
Y se
me
clavó
una espina
que sangraba
rabia.
Pero
no voy
a quedarme
tirado
en el suelo.
Pasarán
todos los días,
y pasarán
muy poco
a poco.
Vendrá la
nieve del
miedo
a tu pecho
angustiado.
Correrán
las prisas
aullará
el dolor
de las
cuatro paredes
encerradas.
Quejará
la luna
por perder
su sol.
Pero
llegará
en Oviedo
el día
en que
vuelva a
pasear
tu
sonrisa
encallada
iluminada
sobre todo
buena.
Demasiado
buena.
Ni la mirada
perdida,
ni los ladrillos
que queman.
Volverás
a reír,
alegre y
Bello
como
las verdes
montañas
de León
en primavera.
Y que el
cielo
reviente
de celos
que tu
te quedas
queriendo.
Que yo
te quiero
a rabiar.
Que
en mi
urbanismo
para vivos
"existes
creo en ti
eres
me basta."
primeras
noticias
cubrían
oscuras
la noche
del
viernes,
y yo
ya lloraba
tu ausencia.
Entonces
podía ver
cada momento
que
había
dejado atrás
sin
devolverte
todo
lo que
me has
dado.
Pero
tú eres
demasiado
fuerte
como para
rendirte
y le
ganaste
el pulso
a la
muerte,
una vez
más.
Y aunque
las editoriales
hablaban de
gente sin lucha
sin importancia,
tú estabas
en todas
mis portadas.
Y no
esperaba
menos
de ti.
Por levantar
a toda
una familia
con la fuerza
de dos manos
y un corazón
que late
más que ninguno.
Porque
eres la
cara buena
del hombre,
y deberían
tomar ejemplo
porque
me has querido
cada día
y has estado
siempre al
pie del cañón
sin fallar
una tarde.
Por eso
volví
rápido.
Para
despertarte.
Para
volver
a ser el
niño que
atónito
aprende
de su abuelo.
Para
jugar
la partida
sin
ninguna
prisa
y que
me dejaras
volverte
a ganar.
Volví
para levantarte
pero
me dijiste
que ya no
sabías
sonreír.
Y se
me
clavó
una espina
que sangraba
rabia.
Pero
no voy
a quedarme
tirado
en el suelo.
Pasarán
todos los días,
y pasarán
muy poco
a poco.
Vendrá la
nieve del
miedo
a tu pecho
angustiado.
Correrán
las prisas
aullará
el dolor
de las
cuatro paredes
encerradas.
Quejará
la luna
por perder
su sol.
Pero
llegará
en Oviedo
el día
en que
vuelva a
pasear
tu
sonrisa
encallada
iluminada
sobre todo
buena.
Demasiado
buena.
Ni la mirada
perdida,
ni los ladrillos
que queman.
Volverás
a reír,
alegre y
Bello
como
las verdes
montañas
de León
en primavera.
Y que el
cielo
reviente
de celos
que tu
te quedas
queriendo.
Que yo
te quiero
a rabiar.
Que
en mi
urbanismo
para vivos
"existes
creo en ti
eres
me basta."
martes, 26 de abril de 2011
martes, 19 de abril de 2011
Pájaro.
La noche
que iban
a asesinarlo
Alfred
Joseph
Hitchcock
ya había
acabado
de montar
la mampara
de su ducha...
que iban
a asesinarlo
Alfred
Joseph
Hitchcock
ya había
acabado
de montar
la mampara
de su ducha...
miércoles, 16 de febrero de 2011
martes, 15 de febrero de 2011
Lunes.
Cuánto
dura
este
invierno.
Los
disparos
al viento
cuidado
las balas
perdidas.
El
peso
que inunda
la levedad
silenciosa
del
vacío.
Cuando
se calme
el frío,
y
el
efímero
viaje
al precipicio
derrita
la espalda
de tu corazón
y
amanezcan
las noches
mojadas
aliadas
al pájaro
de la
casualidad.
dura
este
invierno.
Los
disparos
al viento
cuidado
las balas
perdidas.
El
peso
que inunda
la levedad
silenciosa
del
vacío.
Cuando
se calme
el frío,
y
el
efímero
viaje
al precipicio
derrita
la espalda
de tu corazón
y
amanezcan
las noches
mojadas
aliadas
al pájaro
de la
casualidad.
viernes, 4 de febrero de 2011
Lo importante.
Las penas
que matan.
quiero
decir
fuera
de las
personas
globo
restemos
la
nada
dentro
de
vivir
rodeada
del
carmín
soñador
estabas
muy
guapa.
Y ahora
¿y ahora?
Sigo
aprendiendo
de
ti.
Alejé
la
hojalata.
El viento
que
viene
a por mí,
enfría
cada
mañana.
Y yo
no sé
volver.
Lo hice
mal,
claro,
pero
no sé
hacerlo
mejor.
Y cualquier
guitarra
me vuelve
a ti.
Tú
que fuiste
mi número impar
preferido
Tú que
eres
mi deseo
caído
en la
orilla.
Mi izquierda,
mis días azules
nuestra
cabellera
roja
de tanto
vuelo.
Aterrizaré
con nostalgia.
Recuperaré
nada,
y volveré
a todo.
Esto
no
se
puede
quedar
así.
que matan.
quiero
decir
fuera
de las
personas
globo
restemos
la
nada
dentro
de
vivir
rodeada
del
carmín
soñador
estabas
muy
guapa.
Y ahora
¿y ahora?
Sigo
aprendiendo
de
ti.
Alejé
la
hojalata.
El viento
que
viene
a por mí,
enfría
cada
mañana.
Y yo
no sé
volver.
Lo hice
mal,
claro,
pero
no sé
hacerlo
mejor.
Y cualquier
guitarra
me vuelve
a ti.
Tú
que fuiste
mi número impar
preferido
Tú que
eres
mi deseo
caído
en la
orilla.
Mi izquierda,
mis días azules
nuestra
cabellera
roja
de tanto
vuelo.
Aterrizaré
con nostalgia.
Recuperaré
nada,
y volveré
a todo.
Esto
no
se
puede
quedar
así.
miércoles, 2 de febrero de 2011
Bajo cero.
Cuatro paredes
al borde
del precipicio,
colillas
que ahuman
el paso
del tiempo.
Venas oxidadas
congeladas
sin aliento,
teclados
robotizados
ctrl alt supr
y al inicio.
Desorden
mental
materializado
en el suelo
mis maletas
llenándose
de miedo.
Inviernos
de niebla
atascos
ceniceros,
las huellas
que dejan
el corazón
helado.
al borde
del precipicio,
colillas
que ahuman
el paso
del tiempo.
Venas oxidadas
congeladas
sin aliento,
teclados
robotizados
ctrl alt supr
y al inicio.
Desorden
mental
materializado
en el suelo
mis maletas
llenándose
de miedo.
Inviernos
de niebla
atascos
ceniceros,
las huellas
que dejan
el corazón
helado.
jueves, 27 de enero de 2011
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