sábado, 2 de febrero de 2013

Niebla en la ciudad.

Y vuelvo a las tinieblas. Donde la vida que a veces termina, a otros empieza por comenzar. Tiempo alejado de muchos versos de aquellos tiempos que todo era muy familiar, y ahora es extraño que aquellos años que no acababan de terminar, son largos besos recuerdo intenso que cualquier mayo fulmina al despertar. Todo ha cambiado por el camino, mis abuelos ya dónde están. Menos mal que llegó Daniela, con su sonrisa levantando las nubes y sus ojos mirando el mundo entusiasmada de silencio, como pareciendo volver a aquellos años felices donde solo faltaba ella. Niebla en la ciudad.

sábado, 5 de mayo de 2012

Madrid menos tú.

Para qué gritar que no levantamos cabeza. Para qué mordernos de rabia a diario. Para qué olvidarnos de lo que sumamos juntos. Si yo lo único que quiero es que me aprietes a tu mano y que me lleves sin rumbo fijo por Madrid. Que esta gris primavera acabe despertando todas las veces que tú y yo nos hemos querido.

viernes, 27 de enero de 2012

Hotel Reina.

Nunca me has manchado
tanto de amor
como aquella noche
en que el cielo era
testigo.

Te besé nervioso
y te arañé mimando
tus saladas heridas
del cuerpo a cuerpo
a cuatro manos.

Volteamos la vida
y acariciamos la felicidad
eterna por un momento
en aquel vestido rojo
en aquella terraza al mar
de murallas antiguas.

Yo venía del desaliento
de la vida que ya no es verdad
de perder la batalla al miedo.

Y me convenciste
burbujeando lunares
sentada subrayando
los placeres rojos
de tus labios.

Y así ganamos al azar
decidimos jugar las ganas
matándonos a be(r)sos.

Porque la vida
sólo es verdad
así
cuando se para
el tiempo.

Vuelve a
descorchar el
champagne

vamos a bebernos
en silencio.

miércoles, 26 de octubre de 2011

Rheinland-Pfalz

Sentía
frío dentro
de los
huesos
el bosque verde
se esparcía
a ambos lados
de la calzada
y el sol
me pegaba
suave en la
mejilla derecha
que hacía
catorce minutos
me habías
besado

Entonces
entendí
que nada tenía
menos sentido
que subirme
a ese vuelo de
vuelta

lunes, 10 de octubre de 2011

Una de dos.

O
qué idea
tan buena,
voy a sentarme
a escribir.

O
necesito
escribir,
y ahora
qué digo.

Tiempo de leer

Estos días
atrás
era tiempo
de leer
novela

Me sentía
vacío
uno más
en la multitud
te echaba tanto
de menos
que me he apuntado
al gimnasio

Murakami
y el Otoño
la tristeza
del corredor
los mensajes
sonando fríos
en el móvil

De qué hablo
cuando hablo
de correr(me)
-sin ti
al lado-
El Nudo
de las noches
en solitario.

Pero
mañana
llegará
la poesía,
y el invierno
propio
entre tus
manos
y las azoteas
ardiendo entre
burbujas

Quitaré
sin cuidado
los botones
de tu blusa

Volverán
los versos
lamiéndote
los labios.


Guárdate
el resto
de regalo.

Yo sólo
quería
escribir:
lo que me quita
la prosa,
me lo devuelve
mi musa.

domingo, 25 de septiembre de 2011

Perenne.

La alfombra
de este otoño
tan gris
se ha esparcido
por el suelo

de la misma
forma
que la neblina congelada
de un domingo por la tarde
empaña los cristales
del coche al subir
el puerto de montaña.


Los cúmulos
de vacío,
sucios
difusos,
amanecen
y aparecen cuando
entra la noche
también,
se pegan a
mi cuerpo para
entorpecer el paso
sobre todo
para volver en
blanco
todas las ideas.

Esta noche
sólo veo delante
dos Budweisers frías
y una cajetilla empezada
de cigarrillos,
algún sonido de la calle
y algún otro saliendo de
discos
de antes.

Esta madrugada
el mundo sigue
fuera
de este muro
invisible
infranqueable
que no sé por qué
cojones ha venido
a encerrarme.

Porque la vida era
otra cosa
totalmente diferente.

Y caminábamos por la
calle siempre pensando
en que algo mejor vendría
después.

Ahora
(un trago y dos
caladas),
sólo estoy pensando
lo que escribo
esperando que
ocurra algo

para que,
aunque no se vaya el
otoño,
nos volvamos a encontrar
en otra estación.