miércoles, 14 de julio de 2010

"Los aeropuertos sacan lo peor de cada uno" (Pleno: 21º de 21 poemas por cada duda)

Te cierran
la boca
de salida.

Sudas
mañanas
para llegar
a tiempo.

No
busques
una rubia
para facturar
o te
excluirá
del vuelo.

Mis
cigarrillos
que buscan
quemar
mis maletas
pagan
el exceso
mis zapatos
ya andan
cansados
de tener
que frenar.

El
café
es
un intento
de agua
manchada
en
desconcierto.

Los
controles
fomentan
el amor
a primera
vista.
Se busca
sexo
en los
cacheos.

La
zona
de espera
desespera
hay niños
que se mean
hay carreras
y
monedas
que ruedan
por el suelo
y
números
que no encajan
despedidas
y
avisos
pasados
de moda
y
algún loco
que
guarda silencio.

Turbulencias
agarradas
al asiento,
tormentas
que acojonan
al piloto.

Desestimemos
el aterrizaje
forzoso,
escuchemos
canciones
de autoayuda
y subamos
al autobús
del último
turno.

Los
aviones
siempre
nos
crearán
dudas.

Los
aeropuertos
sacan
lo peor
de cada
uno.

viernes, 2 de julio de 2010

"Domingos a las 11 y media" (20º de 21 poemas por cada duda)

El
último
desde la
204 de
St Sebastian.

La
ventana
abierta
ya
a la vuelta,
cada dos
minutos
la suave
y oscura
brisa
se va llevando
las historias
que quedaron
por escribir.

Me lío
un cigarrillo
me acuerdo
en dos segundos
de tres semanas.

Y
no dejo
de pensar
en las
casualidades
ordenadas
por fecha
causa
y origen.

Me
gusta
sumar
gente
a mi vida.

Agregar
rincones
por el
mundo.

Sobre todo
pensamientos.
Mejor
si
difieren.
Mejor
si son
tan extraños
que nunca
antes
podría haber
llegado
a imaginarlos.

Me sirve
todo
lo vivido.
No voy
a aparcar
nada
en el garaje
sucio
de polvo
del olvido.

Me noto
más grande.
Por fuera
por dentro.

Ahora
que me dan
facilidades
parece
que se me
da bien
esto
de vivir.

Apúntenlo.
Es una buena
forma
de pasar
el día
a día.

"World Kap(lan)" (19º de 21 poemas por cada duda)

Son
desconocidos
para mí.

Pero
en pocos
días
nos hemos
llevado
bastante
bien,
diría
incluso
que nos
hemos
cogido
cariño.

Y ahora
después
de beber
seis
vasos
o más
de vino
de incorporar
a mis venas
tres
o cuatro
pintas
de Carlsberg
me atrevería
a afirmar
que les
echaré
de menos.

Empezó todo
muy solitario
y acabó
entre risas
multitudinarias.
Creo
que me quedaré
con el camino.
Creo
que
he crecido
con mis cinco
sentidos.

Me gusta
la mezcla
de razas
y culturas.

No olvidaré
las discusiones
todos en contra
de Berlusconi
la frontera
entre Siria
e Israel
y el alcohol
prohibido
pero necesario
para bromear.
La distancia
entre Martinica
y París,
y sus reservados.
Las orgullosas
preferencias,
la cocina
italiana,
you know.

La cerveza
más barata,
los partidos
del Mundial,
Holborn Station,
o la última
cena.

La primera
en Cable.
Hyde Park
o Camden.

Me imagino
que a más
de mil
kilómetros
y con menos
grados
en mi cuerpo,
podré
contaros
mejor
cómo
mejoró
mi
pronunsiesion.

Porque
he aprendido.
También inglés.
Pero lo más
importante
me lo han enseñado
diferentes acentos.