Este era
el momento
de volver
a la vereda
de los
versos,
por
necesidad.
Desde principios
de mayo
me quedé
en silencio
me acojonó
tanto hospital
tanto
"porque las
cosas cambian".
Y tanto que
han cambiado.
Que ahora cada
vez
que vuelvo
todo es tan
distinto.
Que falta
alegría.
Y los conductos
hacia mañana
están oxidados.
Que me ha
marcado
un nudo
de sangre
en la garganta
cada vez
que soy valiente
y pienso.
Que las dos
ruedas
ruedan
hacia atrás.
Y aún sujetando
el peso
creo que cada
vez que me voy
me dejo más
que una vida.
Dos manos
que se
ensucian
de dolor,
dos gritos
de querer
volver a casa.
Los dos ojos
que se clavan
en el techo
desatando
las cadenas
macizas de rabia.
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