domingo, 12 de junio de 2011

Belle.

Las
primeras
noticias
cubrían
oscuras
la noche
del
viernes,
y yo
ya lloraba
tu ausencia.

Entonces
podía ver
cada momento
que
había
dejado atrás
sin
devolverte
todo
lo que
me has
dado.

Pero
tú eres
demasiado
fuerte
como para
rendirte

y le
ganaste
el pulso
a la
muerte,
una vez
más.


Y aunque
las editoriales
hablaban de
gente sin lucha
sin importancia,
tú estabas
en todas
mis portadas.

Y no
esperaba
menos
de ti.

Por levantar
a toda
una familia
con la fuerza
de dos manos
y un corazón
que late
más que ninguno.

Porque
eres la
cara buena
del hombre,

y deberían
tomar ejemplo

porque
me has querido
cada día
y has estado
siempre al
pie del cañón
sin fallar
una tarde.

Por eso
volví
rápido.

Para
despertarte.

Para
volver
a ser el
niño que
atónito
aprende
de su abuelo.

Para
jugar
la partida
sin
ninguna
prisa

y que
me dejaras
volverte
a ganar.


Volví
para levantarte

pero
me dijiste
que ya no
sabías
sonreír.

Y se
me
clavó
una espina
que sangraba
rabia.

Pero
no voy
a quedarme
tirado
en el suelo.

Pasarán
todos los días,

y pasarán
muy poco
a poco.

Vendrá la
nieve del
miedo
a tu pecho
angustiado.

Correrán
las prisas
aullará
el dolor
de las
cuatro paredes
encerradas.

Quejará
la luna
por perder
su sol.

Pero
llegará
en Oviedo
el día
en que
vuelva a
pasear
tu
sonrisa
encallada
iluminada
sobre todo
buena.

Demasiado
buena.

Ni la mirada
perdida,
ni los ladrillos
que queman.

Volverás
a reír,
alegre y
Bello
como
las verdes
montañas
de León
en primavera.

Y que el
cielo
reviente
de celos

que tu
te quedas
queriendo.

Que yo
te quiero
a rabiar.

Que
en mi
urbanismo
para vivos

"existes

creo en ti

eres

me basta."

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