Desde
hace varios
años
(más o menos diez)
hasta esta
noche silenciosa
de sábado
apagada de luces
apoyada sobre
humos y distancias.
En todo
este tiempo
no he podido
enfrentarme
(sin esconderme
bajo la almohada)
a mis dos
constantes
y aceleradas
preocupaciones:
Tengo miedo
a que mañana
o cualquier invierno
venga la SOLEDAD
de ser un nadie
entre el ruido
de la gente.
Y
-tras varios
intentos
de superación-
sigo
sin poder
asumir
que
a mis cercanos
compañeros
incluso a mí
nos despida
sin avisar
la
vacía
corriente
remada
de la MUERTE.
Qué triste paradoja.
http://www.youtube.com/watch?v=J_Fd8beg8WE
No hay comentarios:
Publicar un comentario